Zapatillas para pádel
Cuando uno se inicia en la práctica del pádel hay elementos que forman parte del juego y que pueden llegar a ser tan importantes como la propia pala. Las zapatillas de pádel en ocasiones no reciben la atención que merecen por parte de los jugadores/as que comienzan a adquirir cierto nivel de juego. Suelen ser muchas veces, las “grandes olvidadas”.
Existen algunos factores que deberíamos tener en cuenta antes de decantarnos por uno u otro modelo, y como ocurre con las palas, es necesario probarlas y sentir todos los matices que cada modelo pueda encerrar.
Hemos considerado algunos de estos aspectos, detallados a continuación:
La suela (5), por tanto la superficie que entra en contacto con el suelo y quizá la parte más importante del material. Esta nos proporciona el “agarre” necesario para poder llevar a cabo todos los movimientos característicos en cada uno de los sectores de la pista con la máxima garantía, sin sufrir inoportunos resbalones. Algunos fabricantes hablan de suela “en espiga” y otros “suela omni” o también conocida como “taquitos”, en principio la suela debe tener cierto relieve (tacos) para que pueda producirse cierta adherencia con la moqueta, aunque esto también va en función de gustos.
Otro factor destacable es la estabilidad o sujección del modelo (2): por sujección entendemos que debe existir una buena cohesión entre el pie y la zapatilla. Los refuerzos en el talón y en el empeine suelen resultar claves para potenciar dicha caracteristica. En el “puente” de la zapatilla suele existir algún elemento que estabilice el pie, aportando mayor seguridad al jugador.
Podemos tener en cuenta el concepto “resistencia” (4), cuando hablamos de la vida útil de la zapatilla. Sobre todo nos referímos a la parte interna (inferior de la zapatilla), dónde pisamos, y también por supuesto a la suela. Solemos encontrar materiales específicos muy resistentes a la abrasión en ambos sitios, así como en la propia puntera (muchos modelos vienen reforzados en esta parte, protegiendo la zapatilla al realizar desplazamientos y deslizamientos).
La “comodidad” (3) lógicamente debe ser tenida en cuenta.
Las sensaciones de bienestar, ligereza y ausencia de molestias deben estar presentes. Al mismo tiempo es necesaria una buena “ventilación”, para que el pie transpire adecuadamente. Es importante que no el rozamiento contra los elementos internos de la zapatilla (horma) sea el mínimo posible, evitando rozaduras innecesarias.
La flexibilidad (1) de la zapatilla también es clave y este factor va en función de gustos. Todos conocemos jugadores que prefieren modelos rígidos, otros en cambio se decantan por la ligereza y la flexibilidad como aspectos determinantes a la hora de la compra.
La amortiguación (3) suele ser un apartado que las marcas trabajan con cierta atención. La amortiguación nos permite atenuar la onda de choque que se produce durante el impacto contra el suelo. Los conceptos, tecnologías y materiales presentes en la “entresuela” están destinados a reducir esta onda (cámaras de aire, geles, sistemas blandos, materiales deformables, etc…).